Lectura: Gálatas 5:13-26

Quizás también te has preguntado lo siguiente: ¿Por qué cuando se habla de santidad, obediencia, el control del Espíritu sobre nuestras vidas, entre otras cosas, pareciera que a muchos les resulta tan poco atractivo? ¿Por qué esos grandes temas de la vida cristiana a menudo nos provocan un bostezo súbito, en lugar de ojos húmedos agradecidos por la emoción? ¿Podría ser que hemos subestimado su valor?

Piensen cuánto pueden hacer estos valores espirituales para nosotros. Un verdaderamente creyente controlado por el Espíritu, no va a engañar a su cónyuge, no abusará de un niño, ni realizará un fraude en su declaración de impuestos.

Una persona controlada por Cristo, ni siquiera verá como probabilidad la posibilidad de patear el perro de la familia, o ver como las mejores intenciones se evaporan mientras descansa frente a un televisor o su teléfono inteligente.

Cada creyente en Cristo se enfrenta a un desafío constante de vivir una vida pura (Gal. 5:17). ¿Le ha parecido demasiado difícil últimamente ese momento a momento de ponerse bajo la guía del Espíritu Santo?  Es posible que hayamos estado menospreciando lo que debe ser de gran valor para nosotros. El costo para nosotros mismos y para nuestros seres queridos puede ser tremendo.

Si nos encontramos cediendo a la tentación una y otra vez, tal vez tengamos que hacer un balance de lo que es realmente es importante.  Es hora de aprender a caminar en el Espíritu, en lugar de sacrificar nuestras vidas en deseos miopes y autodestructivos de la carne.

  1. Ayúdanos, Señor, para liberarnos del egoísmo y otros deseos infructuosos, para que los demás puedan ver claramente los cambios que has hecho en nosotros.
  2. Si tomamos en serio nuestra relación con Cristo, es menos probable caigamos ante las trampas del diablo.

HG/MD

“Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).