Lectura: Salmos 119:89-96

De los 31 173 versículos de la Biblia, ¿cuál es tu favorito? ¿Crees que ese versículo puede marcar la diferencia en la vida de otra persona?

La Palabra de Dios es maravillosa, entre sus miles de versículos existen algunos que han impactado las vidas de millones de personas; por ejemplo, el escritor del clásico “El Progreso del Peregrino”, Juan Bunyan (1628​ – 1688), tocó las vidas de miles de personas, mientras predicaba constantemente el pasaje Juan 6:37: “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y al que a mí viene jamás lo echaré fuera”.

Martin Lutero (1483-1546), influyó en la historia de miles de personas gracias a su comprensión del verso Romanos 1:17: “Porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe como está escrito: Pero el justo vivirá por la fe”.  El misionero Guillermo Carey (1761-1834), introdujo el evangelio en la India, luego de haber sido tocado por las hermosas palabras de Isaías 54:2: “Ensancha el sitio de tu tienda…”

Cuando era joven, uno de los pasajes que más influenció mi vida fue Hechos 20:24: “Sin embargo, no estimo que mi vida sea de ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”  El Señor usó este verso para recordarme el compromiso absoluto que tiene cada creyente con el Señor, el cual llega incluso al sacrificio con el fin de llevar sus buenas nuevas a tantas personas como sea posible.

  1. Todos tenemos algún versículo de las Escrituras que ha tocado nuestros corazones de una manera especial, comparte con otros las verdades que te impactaron, verás que también puede seguir causando impacto en otros, es el poder de la Palabra de Dios.
  2. Una verdad de las Escrituras vale más que toda la sabiduría del hombre.

HG/MD

“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos. Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12)