Lectura: 2 Corintios 5:1-10

Hace algún tiempo un amigo murió. Era un hombre muy amado por muchas personas, y siempre tenía una sonrisa en el rostro y sus ocurrencias eran únicas.

Uno de sus hijos nos contó una historia sobre una de sus nietas quien, en medio del dolor de la partida de aquel hombre, expresó su amor por su amado abuelito sin pensar mucho en toda aquella situación; dijo lo siguiente: “Papá, seguro Jesús se alegró mucho al ver a abuelito”.

Estoy convencido de que esa es una realidad, nuestro Señor Jesús da la bienvenida a Su casa a todos los que ha redimido.  No puedo imaginarme aquella escena, por primera vez veremos a Jesús, a Aquel que nos salvó, veremos las marcas en sus manos y pies, Él nos abrazará haciéndonos sentir que en verdad no tiene importancia cualquier situación dolorosa que hayamos pasado en nuestro breve transitar por esta tierra.

Así que, como creyente, ya sea que te encuentres cerca del paso a la eternidad, o que estés entristecido por la muerte de un ser querido, puedes pensar en las palabras de aquella niña: “Seguramente Jesús se alegrará al ver a tu ser amado” y estoy seguro que, a su tiempo también se alegrará de verte a ti, tan sólo debes entregar tu vida si aún no lo has hecho, y confiar en que Jesús es tu Señor y Salvador, Él te dará la bienvenida a casa cuando llegue tu momento.

  1. En el momento que tengamos que afrontar el paso final de esta vida, estaremos a un paso de encontrarnos en nuestro verdadero hogar.
  2. Gracias Señor por prepararnos un lugar junto a Ti (Juan 14:2-4).

HG/MD

“Estimada es en los ojos del Señor la muerte de sus fieles” (Salmos 116:15).