Lectura: Apocalipsis 5:1-14
Una jueza de la Corte Suprema de Indianápolis fue noticia cuando pagó $ 1 de su propio dinero para pagar la fianza de un sospechoso de robo.
La jueza se implicó personalmente por varias razones:
– El sospechoso no tenía dinero.
– No tenía antecedentes penales previos.
– La cárcel estaba llena de gente.
– Y una fianza mínima tenía que ser establecida para que al imputado pudiera ser asignado a un centro de reclusión parcial, en espera de su juicio.
Las acciones de la jueza, sin embargo, no estuvieron por encima de la crítica. Se le acusó de perder su objetividad, por lo que se le removió del caso.
Jesús también se involucró personalmente en las vidas de aquellos que estaban programados para estar ante Su tribunal. Sacrificó Su vida y derramó Su sangre como pago por los pecados del mundo. Pero Sus acciones no pueden ser criticadas.
En cambio, como se describe Apocalipsis 5, la alabanza a Cristo algún día ocurrirá alrededor del trono de Dios. Los pasillos de la justicia eterna resonarán con las voces de los ángeles alabando al juez quien es digno de juzgar al mundo, debido al precio personal que Él pagó (v.12).
1. Jesús no comprometió la justicia, la cumplió cuando pagó el precio por nuestros pecados.
Nuestro Salvador y Juez merece nuestra alabanza sin fin.
2. El juez que declaró nuestra culpabilidad, también pagó nuestra multa. Acepta su pago.
NPD/MDH