Creacionismo

El monte Santa Helena, es un poderoso reto para esa creencia

Mientras contemplaba los increíbles rasgos geológicos que resultaron de la erupción del monte St. Helena, el 18 de mayo de 1980, en el estado de Washington, recordé de nuevo, cuán pequeños y vulnerables somos como humanos, pero a la vez, ! Que increíble debe ser el poder de Dios, que creó a la Tierra y sus montañas! Era difícil creer que en mayo 18 del 1980, ahí, en dónde me encontraba parado, gases arremolinados increíblemente calientes y despojos de la explosión hayan devastado el paisaje, a medida que de que energía equivalente a 400 millones de toneladas de TNT (aproximadamente 33,000 bombas atómicas del tamaño de las de Hiroshima), era desencadenada sobre este paraje, anteriormente bello, y que ahora se veía, tan desierto como la superficie de la Luna.

Erupción del Santa Helena, 1980

Lo que me sorprendió aún más, fué que el estudio de la erupción y de sus efectos posteriores, ha desafiado a los mismos fundamentos de la teoría evolucionista.

Actualmente, la erupción del monte St. Helena fue en realidad un evento pequeño y aislado, comprendí que si una explosión tan pequeña así pudo causar resultados tan catastróficos, ¿Qué sucedería si hubiesen explosiones mayores aún por toda la tierra?

Cinturón de fuego del Pacífico

Estaba pensando esto por lo que la Biblia cita en Génesis 7:11 relacionado a el inicio del «Gran Diluvio» en el tiempo de Noé, «Fueron rotas todas las Fuentes del abismo» Yo pienso que esto es en referencia a la enorme actividad volcánica a lo largo y ancho del planeta, actividad que debió ser cataclísmica.

De hecho, alrededor de nuestro globo, hay evidencia que en el pasado ha existido mucha actividad volcánica, tan solo en el suelo del Océano Pacífico se calcula que hay aproximadamente 20,000 volcanes.

Lecciones del Santa Helena

Los eventos asociados con la explosión del volcán, cumplieron en tan solo segundos, horas o pocos días, trabajos o efectos geológicos que normalmente se puede interpretar como que tuvieron que pasar cientos, o quizá millones de años para poder lograr dichos efectos. Un cañón en particular se formó, el cual fué llamado «El Pequeño Gran Cañón» de aproximadamente 100 pies de profundidad y un poco más de anchura, es de aproximadamente 1 cuadragésimo en la escala del magnífico Gran Cañón, este cañón se formó en tan solo un día de flujo de lodo. Un río recién formado fluyó entonces a través del cañón creado por dicho flujo del lodo.

Ahora recuerdo haber sido enseñado en la escuela que cuando usted ve un cañón con un río atravesándolo, se asume que a el río le tomó mucho tiempo para poder erosionar el cañón. Mis profesores, sin saber lo que pasó en el monte Santa Helena, hubiesen concluido que lo mismo sucedió en el volcán St. Helena (que pasaron muchos años para lograr este efecto), respecto al pequeño río que atraviesa el «Pequeño Gran Cañón»

La erosion de este cañón, permite a los científicos ver algunas de las capas que se asentaron, lo que los sorprendió, fueron algunas características como la de un depósito de 25 pies (7.62 mts.) de grosor que consistía en miles de delgadas capas. En las escuela, yo aprendí que se asume que las capas como estas, se asientan o aparecen a un período de uno a dos años por capa, entonces usted podría estimar cuanto tiempo tardaría a este depósito para formarse, posiblemente millones de años, sin embargo, esta serie de capas, se formó en menos de un día, o incluso, posiblemente, en tan solo tres horas.

La gente alrededor del mundo es adoctrinada por los evolucionistas que creen que las capas como las que vemos en el Gran Cañón, tomaron millones de años para asentarse. Esa creencia de el concepto «billones de años» es fundamental para el pensamiento evolucionista. Lo que sucedió en el monte St. Helena, es un poderoso reto para esa creencia.

Evidencia para pensar

La evidencia aquí, muestra que uno puede lógicamente aceptar que el diluvio del tiempo de Noé, y sus efectos posteriores, pudieron lograr extraordinario trabajo geológico, esculpiendo cañones y asentando sedimentos en cantidades masivas alrededor del globo, como lo vemos en la actualidad.

Crecientemente, Geólogos —evolucionistas o creacionistas- que han estado en el Gran Cañón, aceptan ahora, que el Cañón fué esculpido por una cantidad inmensa de agua, durante un pequeño período y no por millones de años.

Conclusión

En la Segunda Carta de Pedro, el Apóstol escribe que en los últimos días, la gente negará que hubo un diluvio universal. Así como aquellos que no escucharan la advertencia de la inminente explosión del monte St. Helena, ! Cuánto más alertas debemos estar hoy para atender las palabras de Pedro quien nos advierte que hay un juicio venidero, una enorme explosión (2 Pedro 3:10) pero mucho más grande que la del monte St. Helena.

 Pero el día del Señor vendrá como ladrón. Entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán deshechos; y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas

2 Pedro 3:10

Autor: Ken Ham

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