Lectura: Hechos 21:1-14

Lewis Sperry Chafer (1871 – 1952), quien fuera presidente del Seminario Teológico de Dallas, fue invitado a brindar un discurso en una actividad que se había extendido demasiado tiempo, así que Chafer decidió condensar su discurso “La racionalidad de rendir totalmente nuestras vidas a Dios”, en tres breves razones.

– Razón #1.  Dios es sabio y conoce como nadie lo que es mejor para mi vida.

– Razón #2. Dios es todopoderoso y tiene el poder de lograr lo que sea mejor para mí.

– Razón #3.  Dios me ama más que nadie.

Luego de estas breves palabras, Chafer concluyó de la siguiente manera: “Por lo tanto, lo más lógico que puedo hacer es rendir mi vida a Dios.  ¿Qué más puedo decir? ¿Qué más necesito decir?”

Al estudiar la vida de Pablo, nos encontramos con un hombre que tenía la misma convicción de Chafer, sabía lo que era sufrir por Jesús y cuando decidió marchar hacia Jerusalén sabía que no le esperaba nada bueno y aun así quiso ir (Hechos 20:22-23).  Sus amigos de Éfeso, conocían las implicaciones de esta decisión e intentaron convencerlo para que no fuera, pero al ver que era inútil, lo consolaron, abrazaron, lloraron con él y oraron por su vida para Dios cumpliera Su voluntad (Hechos 20:36-38; 21:14).

Cuando hacemos la voluntad de Dios, nos ubicamos en el lugar más seguro de todo el mundo. Confía en que Él siempre mantendrá el control de todo lo que ocurra.

  1. Dios es todo lo que necesitas, ¿no tiene sentido rendirle tu vida?
  2. Al rendirte a la voluntad de Dios, nunca estarás en el lugar equivocado.

HG/MD

“Sin embargo, no estimo que mi vida sea de ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” (Hechos 20:24).