Lectura: 3 Juan 1-4

Es muy edificante ver cómo puede ser usada una persona que se deja controlar por el Espíritu Santo.  En esta línea, C. S. Lewis (1898-1963) tenía un interés muy especial en el crecimiento espiritual de los creyentes que hacía poco habían aceptado a Cristo como Salvador. Por ejemplo, y aunque su salud estaba muy deteriorada, este hombre dedicó un tiempo considerable a contestar la carta de un niño llamado Felipe.

Tras elogiar la buena redacción del muchachito, Lewis señaló que estaba encantado de que entendiera que, en Las Crónicas de Narnia, el león Aslan representaba a Jesucristo. Al día siguiente, Lewis murió en su casa en The Kilns, en Oxford, Inglaterra, una semana antes de cumplir 65 años.

En sus últimos años, el apóstol Juan también envió una carta a sus hijos espirituales. En ella, vemos el gozo de un creyente maduro que anima a sus discípulos espiritualmente más jóvenes a continuar andando en la verdad y siguiendo a Cristo. Juan escribió: “No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 4). Breve según los parámetros del Nuevo Testamento, esta carta del apóstol demuestra el gozo que genera incentivar y velar por el crecimiento espiritual de la próxima generación.

  1. Fomentar el discernimiento espiritual en la próxima generación debe ser el objetivo de los creyentes maduros.
  2. Enviar un mensaje de agradecimiento, ofrecer una palabra de estímulo, orar o brindar un consejo sano, pueden ser formas de ayudar a otros en la travesía espiritual con Dios.

HG/MD

“No tengo mayor gozo que el de oír que mis hijos andan en la verdad” (3 Juan 4).