Lectura: 1 Juan 2:7-11
El dueño de una empresa les dijo a sus empleados que tenían problemas económicos y por esa situación ese año le iba a ser imposible pagarles su bono navideño. Los empleados preocupados por su futuro aceptaron las malas noticias, pensando que con ello estarían favoreciendo la seguridad de sus empleos a largo plazo.
Pero, como nada está oculto en este mundo, por esas cosas de la vida uno de ellos se enteró que su jefe estaba planeando una gran fiesta para los amigos más cercanos y su familia, así que el día del evento, los empleados llegaron a la actividad y exigieron ser invitados ya que esa fiesta había sido pagada con sus bonos navideños.
Este es un ejemplo contrario del significado de coherencia, que en pocas palabras es “practicar lo que predicas” o “hacer lo que dices”.
El apóstol Juan es muy contundente al indicar lo siguiente: “El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía” (1 Juan 2:9). Podemos resumirlo de la siguiente manera, si hacemos esto somos incoherentes. Luego agrega: “Pero el que odia a su hermano está en tinieblas y anda en tinieblas; y no sabe a dónde va porque las tinieblas le han cegado los ojos” (v.11). ¿Cuál es el fruto de la incoherencia? La ceguera moral y espiritual.
Debemos vivir de tal manera que permitamos que la Palabra de Dios sea la que ilumine nuestro camino, el resultado será una visión clara demostrada con palabras y hechos coherentes, con nuestra fe y nuestra vida cotidiana.
- Sé coherente, que otros puedan ver que vives de acuerdo con las enseñanzas que nos dejó nuestro Dios en su Palabra.
- Es una buena idea tener a alguien de tu confianza y más maduro en la fe, para que pueda valorar contigo tu crecimiento en el camino de Dios.
HG/MD
“El que dice que está en la luz y odia a su hermano, está en tinieblas todavía” (1 Juan 2:9).