Lecturas: Mateo 12: 1-8; Marcos 2: 23-28; Lucas 6: 1-5
Jesús se queda en Capernaúm por algunas semanas y envía mensajeros a Jerusalén, Judea, Samaria y Galilea a convocar a todos los discípulos a una reunión secreta en las montañas que será en algunas semanas. Los fariseos observan cada movimiento de Jesús, mientras los mensajeros salen. Ellos tratan de encontrar algún motivo para acusar a Jesús y desviar el creciente movimiento. Mientras Jesús llama a más discípulos a ser pescadores de hombres, los fariseos le llaman la atención. Sus discípulos están arrancando espigas de trigo y comiéndolas en el día de reposo. Nuevamente vemos a Jesús quebrando las reglas de hombres a los fariseos, acerca de que se puede y que no se puede hacer en el día de reposo. Ellos perdieron de vista de que se trata el día de reposo. Ellos eran los “policías” del día de reposo, que buscan si hay alguien que está haciendo algo incorrecto.
Jesús y sus discípulos estaban caminando a través del campo de trigo mientras se dirigían a la sinagoga. Estaban tan hambrientos, que comenzaron a arrancar las espigas, las desgranaban y se las comían. La “policía del sábado”: los fariseos, vieron esto y dijeron: “¿Por qué hacen ustedes lo que está prohibido hacer en sábado?” Jesús escoge recordarles una historia de David en 1 Samuel 21: 1-6. En esta historia, David y sus hombres hambrientos se alimentan, tal y como Jesús lo hizo. Jesús luego dice: “Pues yo les digo que aquí está uno más grande que el templo.” Jesús les dice que Él mismo es más grande que el templo o que las reglas del templo. Él es Señor del templo y quien da las reglas.
Luego les recuerda el reto que les hizo en la casa de Mateo y se pregunta porque aún no han podido dar con la respuesta correcta. Les dice: “Si ustedes supieran lo que significa: «Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios», no condenarían a los que no son culpables.” También les dice: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.” Los fariseos, como mucha gente, se han equivocado en adorar el día de reposo y no al Dios que lo hizo. El enfoque estaba en el día de reposo y no en el Creador del día sábado. Esto hacía que fueran policías de ese día, en vez de pasar el día con su Padre adorándolo.
- ¿Examina tu vida para verificar si alguna cosa está tomando el lugar que merece Dios? Si es así, al igual que los fariseos debes reconocer tu error.
- Dios debe ser siempre la razón por la cual vivimos y actuamos. Dios es el Creador de cada uno de nuestros días.
SL/ME
Jesús: Señor del Sábado. “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado —añadió—. Así que el Hijo del hombre es Señor incluso del sábado.” -Marcos 2: 27-28
Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.