Lectura: Esdras 9:5-9

Un amigo me llamó una vez diciéndome que no entendía la razón por la cual en un campo que estaban preparando para cosechar, habían limpiado todo el terreno con la excepción de un árbol solitario con las ramas extendidas.

Luego de investigar un poco acerca del árbol sin cortar, el misterio se resolvió.  Descubrí que tradicionalmente los agricultores dejan un solo árbol en pie para que ellos y sus animales tengan un lugar fresco donde descansar durante el calor agobiante del verano.

Y es que algunas veces descubrimos que somos los únicos que sobrevivimos a algo y no sabemos por qué. A los soldados que vuelven de la guerra y a los pacientes que han superado una enfermedad difícil les cuesta entender por qué ellos sobrevivieron y otros no.

En el Antiguo Testamento se nos cuenta de un remanente de israelitas a quienes Dios perdonó cuando la nación fue exiliada. Este grupo conservó la ley del Señor y, más adelante, reconstruyó el templo (Esdras 9:9).

El apóstol Pablo se refería a sí mismo como parte del remanente divino (Romanos 11:1,5). De hecho, fue perdonado para transformarse en mensajero de Dios a los gentiles (Romanos 11:13).

  1. Si quedamos en pie mientras otros caen, levantemos las manos al cielo en adoración y extendamos los brazos para proveer sombra a los cansados.
  2. El Señor nos permite ser un árbol de reposo para los demás.

HG/MD

“Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Todo lo que hace prosperará” (Salmos 1:3)