Lectura: 1 Pedro 3:8-14

Malcolm Alexander recordará para siempre el 30 de enero de 2018, ya que ese día luego de 38 años de estar preso recuperó su libertad.

Este hombre sostuvo siempre que era inocente y se sometió a una gran cantidad de procedimientos judiciales que en su momento no pudieron demostrar su inocencia, hasta que la tecnología del ADN hizo su aparición y luego de un tiempo, fue absuelto de culpa.

Cualquiera hubiera pensado que Alexander saldría enojado y frustrado, pero no fue así, en una entrevista que le realizaron, una de las preguntas versó sobre lo que sentía y si tenía enojo por estar tanto tiempo en la cárcel, él respondió de la siguiente manera: “No puedes estar enojado.  No queda suficiente tiempo para estarlo”.

Aunque pudo haber respondido con odio por la injusticia que cometieron con él, en lugar de buscar venganza, su actitud demuestra lo que el apóstol Pedro nos enseñó: “No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición…” (1 Pedro 3:9).

Que gran desafío nos plantea este pasaje al decirnos que, en lugar de buscar vengarnos tenemos que bendecir, esto implica perdonar y desear el bien a quienes nos ofendieron.  Sin justificar las malas acciones de otras personas, podemos mostrar con las nuestras que no somos iguales a ellos, mostrando de esta forma el tipo de misericordia que Jesús nos ejemplificó.

  1. En la cruz, Jesús cargó todo el peso de nuestra culpa, y todo esto con el fin de que nosotros recibiéramos gracia debido a su favor inmerecido y hacernos instrumentos de su amor hacia otros.
  2. Ayúdanos a mostrar misericordia hacia otros, comprendiendo que sin excepción todos necesitamos de tu misericordia.

HG/MD

“No paguen mal por mal. No respondan con insultos cuando la gente los insulte. Por el contrario, contesten con una bendición. A esto los ha llamado Dios, y él les concederá su bendición.” (1 Pedro 3:9).