Lectura: Romanos 5:12-19

Era un día frío de noviembre de 1971, cuando un hombre como cualquier otro y conocido como D.B.Cooper, abordó un vuelo comercial. Luego de algunos minutos mostró los verdaderos motivos para realizar ese viaje, el hombre secuestró la nave y amenazó con que la haría explotar si no le daban 200 mil dólares. 

Posterior a algunas negociones las autoridades aceptaron sus términos, así que hizo descender el avión, obtuvo su dinero y luego hizo que despegaran de nuevo.  Las autoridades pensaron que en algún momento tendría que aterrizar y ahí lo atraparían, lo que no sabían era que Cooper tenía un plan que involucraba las escaleras traseras que tenían los 727 en ese momento; en algún momento del vuelo abrió esas puertas y saltó con un paracaídas.

Nunca lo capturaron y sigue siendo un caso sin resolver.  Pero este insólito evento hizo que se aumentaran las medidas de seguridad en los aeropuertos y por supuesto en las aeronaves, lo que aquel hombre solitario hizo nos afectó a todos, la confianza y la tranquilidad que se vivía en los aviones, a partir de ese momento cambió, y luego de los eventos del 11 de septiembre aumentaron más todavía las sospechas y temores.

La Biblia también describe dos acciones que cambiaron nuestro mundo para siempre, la decisión de Adán, implicó que el pecado y la muerte entraran en nuestro mundo: “así también la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

Pero un segundo evento también lo cambió todo, se trata del sacrificio de Jesús en la cruz, Dios proveyó un remedio para todos los resultados del pecado. “Así que, como la ofensa de uno alcanzó a todos los hombres para la condenación, así también la justicia realizada por uno alcanzó a todos los hombres para la justificación de vida” (v.18).

  1. Estos dos eventos hicieron que el mundo cambiara para siempre, ¿con cuál de esos eventos te quedarás? El que escojas afectará tu destino eterno.
  2. Gracias Señor por hacer lo que nadie podía hacer, destruir el poder del pecado y de la muerte mediante tu resurrección y darnos la posibilidad de tener vida eterna.

HG/MD

“Pero el don no es como la ofensa. Porque si por la ofensa de aquel uno murieron muchos, cuánto más abundaron para muchos la gracia de Dios y la dádiva por la gracia de un solo hombre: Jesucristo.” (Romanos 5:15).