Lectura: Proverbios 3:1-6

La bruma era tan espesa que parecía se podía cortar con un cuchillo. Nos encontrábamos frente a un lago y la única forma de saber que efectivamente estábamos frente a él, era por el sonido provocado por el romper de las olas contra la orilla y el suave sonido de los patos en la lejanía.

La razón por la cual habíamos ido hasta ese lago era porque queríamos pescar, así que a pesar del clima nos adentramos un poco en el lago, remamos durante una hora buscando diferentes puntos para pescar pero fue inútil, no pescamos nada, los peces se reusaron a tomar el anzuelo.  Así que, algo desconsolados nos dispusimos a regresar a la cabaña que habíamos alquilado, con el fin de tomar alguna bebida caliente.  Tomamos como punto de referencia un pequeño riachuelo que desembocaba en el lago, empezamos a remar, pero aun la neblina era abundante, queríamos llegar a la otra orilla, y pensábamos que el muelle se encontraba a unos 15 minutos de distancia.

Luego de 15 minutos de remar, empezó a extrañarnos la distancia recorrida, pero aun así continuamos remando. Luego de una hora con gran sorpresa nos dimos cuenta que habíamos regresado al mismo lugar de donde salimos, habíamos estado remando en círculos en medio de aquella severa bruma.  Aunque estábamos muy seguros del lugar al cual queríamos ir, nos dimos cuenta que no habíamos ido a ninguna parte.  Debí haber consultado la brújula de mi teléfono celular en lugar de confiar en mi sentido de ubicación.

En nuestra lectura devocional nos encontramos con el siguiente pasaje: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia” (Prov.3:5).  Sin el Señor como nuestro guía y su Palabra como la brújula, de seguro nos encontraremos caminando entre las brumas, sin saber a dónde ir.

  1. Si quieres tener un camino claro para tu vida, acepta que el pecado te separa de Dios y que necesitas depositar tu fe en Jesús como tu Señor y Salvador.
  2. Confiemos más en Dios y menos en nuestra propia inteligencia.

HG/MD

Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas (Proverbios 3:6)