Lectura: Lucas 2:25-38

Debes tener cuidado con tus expectativas para estos días navideños. Es una verdad que en raras ocasiones, los días festivos nos proporcionan una felicidad duradera y el amor que esperamos de ellos.

La mercadotecnia en estos días nos trata de vender escenas románticas de parejas y familias que ríen y se alegran “gracias” a las cosas que han adquirido; con lo cual también entregan un doble mensaje que es muy duro de digerir: ¿qué pasa con aquellos que en estas épocas sienten dolor y se sienten solas? ¿Qué deberíamos hacer?  ¿Apagar nuestras expectativas, tal y como se guardan las manos en los bolsillos del abrigo?  ¿Poner nuestra esperanza en el plan de ahorros para el futuro? ¿Fingir que el dolor de otros en realidad no nos importa?

En lugar de destruir nuestras expectativas, ¿por qué no dejar que se eleven y lleven nuestro agradecimiento y alegría hacia donde debe estar?  Charles Wesley, describe el gozo que debemos sentir todos los creyentes en todas las épocas de año:

Ven, Jesús esperado, nacido para liberar a tu pueblo,

De nuestros temores y pecados libéranos,

Deja que en ti descanso encontremos,

De Israel la fortaleza y consuelo,

Eres la esperanza del mundo entero,

De todas las naciones el más querido deseo,

El gozo de todo corazón lleno de anhelo.

No existe ninguna celebración humana que pueda darnos lo que en verdad anhela nuestro corazón, pero que si podemos encontrar en Cristo.  Hace más de 2000 años Simeón dijo: “porque mis ojos han visto tu salvación que has preparado en presencia de todos los pueblos” (Lucas 2:30-31).

  1. En estos días el mundo intentará venderte su falsa y efímera felicidad; en cambio Jesús te ofrece una paz y esperanza que el mundo no conoce: ¡Atrévete, hoy puedes conocer la paz que sólo Jesús puede darte!

 

  1. Solamente en Cristo encontrarás el gozo y la felicidad verdaderos.

HG/MD

“Y la paz de Cristo gobierne en su corazón, pues a ella fueron llamados en un solo cuerpo, y sean agradecidos”  (Colosenses 3:15).