Lectura: Números 13:16-33
Una dama enfurecida perseguía a su esposo en medio de un zoológico, porque se había enterado de que él había gastado el dinero que tenía reservado para un futuro viaje, en repuestos para un auto que ella le había dicho que no comprara.
La desesperación del hombre era tan grande que cuando vio una de las jaulas con el candado sin cerrar, inmediatamente entró buscando la seguridad de las rejas; era tanta su congoja que corrió detrás del león que estaba en la jaula. Su frustrada esposa seguía batiendo los brazos y tartamudeando de la ira, entonces le dijo: “RRRRoddrrrriiiigoooo, cobarde, ¡sal de atrás de ese león!”
Aunque esta historia no es verdadera, nos ilustra lo que leímos en nuestra lectura devocional en Números 13. Así como a Rodrigo debió haberle parecido temible su esposa, los gigantes de Canaán asustaron hasta los huesos a la mayoría de los espías que habían ido a reconocer la tierra que Dios les había prometido (vv. 32,33). Los israelitas, al igual que Rodrigo estaban confundidos; debieron haberle temido más al Señor a causa de su desobediencia que a los gigantes, sin embargo, no fue así.
Y tú, ¿te sientes identificado con esta historia? Probablemente no tengas una esposa temible o no te encuentres casado, y los únicos gigantes que conozcas sean los basquetbolistas profesionales. Pero, seguro que conoces gente que te da miedo: el compañero de clases a quien no le gusta lo que crees, la profesora que te hace sentir como un ignorante, el jefe que no es razonable, o una vecina que siempre te está vigilando viendo cuando vas a fallar para criticarte.
¿Vas a dejar que te sigan intimidando? Si le temes tanto a la gente que has dejado de seguir al Señor, también has dejado de confiar en Él. No te olvides de que a Dios le importa lo que sucede en tu vida, tiene el poder para ayudarte, pero no vas a experimentar la libertad que tenemos en Jesús, si estás acobardado en un rincón y te da miedo confiar en Él.
- Amado Dios, perdóname por temer a quien no debo, y por no temer ni confiar en Ti.
- Si has decidido creer en Jesús como tu Señor y Salvador, sé valiente, Dios está a tu lado; el León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5:5).
HG/MD
“El Señor está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre” (Salmos 118:6).