Lectura: 1 Samuel 21 – 23
En los capítulos anteriores se nos dice que el gran Rey David vivió años huyendo, de su líder y rey: Saúl. Perseguido por quien debía defenderlo, se vio obligado, en un mismo día, a perder todo. En un solo día perdió a su mejor amigo: Jonathan, su trabajo como músico y sirviente del Rey, su prestigio: de héroe nacional y se convirtió a fugitivo, y paso del palacio a las cuevas del desierto.
¿Pensaste que un solo día todos tus sueños se pueden venir abajo? Un accidente, una estafa, descubres que tu esposo te engaña… Bueno ese fue el día negro para David.
En la vida encontraremos personas que nos quieren hacer el mal, sin haberles hecho nada para que nos odien; y también habrá personas que en el camino se unan a nuestro camino, que serán de gran bendición.
Restemos importancia a los primeros y valoremos a los segundos.
1. ¿Por qué se alarmó el sacerdote Ahimelec cuando David apareció ante él? ¿Por qué crees que David le mintió al sacerdote? ¿Cuál fue el resultado de su mentira?
2. ¿Por qué crees que David buscó ayuda de un filisteo? ¿Qué crees de su actuación de loco para salvar su vida?
3. ¿Qué clase de personas empezaron a unirse a David cuando vivía en una cueva en las montañas? ¿Por qué llegaron a ser llamados: «los valientes de David»? (2 Sam. 23:28-39)
4. ¿Cómo consultaba David a Dios antes de tomar decisiones?
5. ¿Qué lecciones aprendió David en este tiempo de persecución y como fugitivo en su propia tierra, en su propio reino? ¿Cómo su amigo le ayudó a perseverar? Ahora, ¿Qué lecciones para tu vida tomas de esta historia?