Lectura: 2 Crónicas 34:1-13

Una vez un grupo de padres y madres de familia estaban exigiendo que despidieran al entrenador del equipo de futbol infantil de su comunidad, debido a los malos resultados.  Además, los familiares de los niños estaban molestos porque decían que esa falta de resultados residía en que el entrenador, les enseñaba a sus jugadores que no engañaran, que no jugaran sucio y que no le hicieran daño a un jugador del otro equipo con una jugada malintencionada.

Algunos de esos padres y madres, esperan sinceramente que sus niños hicieran cualquier cosa para ganar un partido y que su única preocupación radicara en que el árbitro no los viera haciendo esas cosas incorrectas.

Esta situación refleja perfectamente lo que nuestra sociedad egocentrista cree y práctica, en donde no importan los medios con tal de alcanzar el fin deseado; pero lo que la mayoría no entiende es que, así como el entrenador quería que esos niños entendieran que existe una autoridad aun más alta que la del árbitro, nosotros debemos entender que hay Uno que todo lo ve incluso cuando creemos que otros no nos ven (Job 34:21).

En nuestra lectura devocional leímos sobre el rey Josías, quien “hizo lo recto ante los ojos del Señor” (2 Crónicas 34:2).  Josías fue muy criticado por sus contemporáneos al destruir los santuarios que habían construido para otros dioses, eso le importaba poco, pues a él lo que le interesaba era hacer lo correcto “ante los ojos de Dios”.

  1. El mundo tratará de que nos amoldemos a sus malos deseos y decisiones, nosotros debemos permanecer firmes mostrando en nuestras vidas el carácter y prioridades de Jesús.
  2. Nunca será un error hacer lo que es correcto.

HG/MD

“Por tanto, al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, eso le es pecado” (Santiago 4:17)