Lectura: Marcos 6:30-31, 45-47
Una familia quería que sus hijos, quienes estaban en plena adolescencia, se desconectaran por algunas horas de sus dispositivos inteligentes, así que se fueron a un lugar bastante apartado de la ciudad donde vivían.
Cuando llegaron tan sólo había un televisor que no tenía muy buena recepción, pero, para ellos, no era una cuestión muy importante. No obstante, uno de los hijos empezó a manipular el aparato durante algún tiempo, y luego de un momento le preguntó frustrado a su papá: “¿Qué haces cuando se ve sólo un canal y no te gusta lo que están transmitiendo?”.
El padre de familia le respondió con una sonrisa en el rostro: “Pues, lo apagas”. Por supuesto, este no era exactamente el consejo que su hijo esperaba. Esta tampoco es la respuesta que se espera hoy; en especial, con tantos dispositivos que nos entretienen, informan y distraen.
Ciertamente, todos necesitamos apagar todo y descansar la mente un rato. Simplemente, nos hace falta “estar fuera de línea”. Jesús solía apartarse durante lapsos, en especial cuando quería dedicarse a orar (Mateo 14:13). También instaba a los discípulos a hacer lo mismo, aunque fuera sólo por un corto tiempo (Marcos 6:31). Esta clase de soledad y de retiro para reflexionar es beneficioso para todos; es entonces cuando podemos acercarnos a Dios.
- Debemos imitar la sabiduría y el ejemplo de Jesús, apartémonos y descansemos un poco. Será bueno para nuestro cuerpo, mente y espíritu.
- Acercarnos a Dios inicia cuando empezamos a separarnos del mundo.
HG/MD
“Él les dijo: Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y descansen un poco” (Marcos 6:31).
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