Lectura: Éxodo 8:1-15

Lo reconozco al ver mi oficina, me asombra la rapidez con la cual todo se torna en un caos y cuánto tiempo me lleva ordenarla; esto mismo sucede con la mayoría de las cosas en este mundo.  Entonces, todo lo que observo me lleva a creer esta verdad: el orden no es algo natural, el orden exige intervención.

Este principio no debe sorprendernos ya que el papel de Dios para ordenar las cosas a partir del caos es un tema relevante en la Biblia.

Lo hizo al crear la nación de Israel (Éxodo 7–14). Cuando dijo que era hora de sacar al pueblo hebreo de Egipto, Faraón se negó. La economía de la nación dependía de estos obreros hebreos y el monarca no quería perderlos. Entonces, para que cambiara de idea y convencerlo, Dios envió diez plagas. Los magos egipcios pudieron reproducir o falsificar las dos primeras, pero no revertirlas… ni siquiera una. Pudieron generar caos, pero no fueron capaces de restaurar el orden. Solamente Dios puede hacer eso.

Con esfuerzo, podemos poner orden en nuestros espacios físicos, pero nos resulta imposible revertir el caos emocional y espiritual de una vida sin Cristo, definitivamente también es algo que sólo Dios puede hacer.

  1. Cuando vivimos como el Señor desea, sin injuriar, siendo amables y considerados con todos, Él puede restaurar el orden en las situaciones caóticas que enfrentamos (Tito 3:2).
  2. El caos es humano, la restauración en divina, Dios te puede restaurar hoy, tan sólo reconócelo como tu Señor y Salvador.

HG/MD

“Que no hablen mal de nadie, que no sean contenciosos sino amables demostrando toda consideración por todos los hombres.” (Tito 3:2).