Lectura: 1 Juan 4:7-21

Casi siempre la toma de decisiones y el temor vienen juntos.  En la vida, cuando nos enfrentamos a decisiones muy importantes y nos preguntamos, por ejemplo: ¿será esta la persona que Dios tiene para mí?, ¿estoy decidiendo bien el rumbo de mis estudios?, ¿debo cambiar de trabajo?,  ¿necesito alejarme de esta persona? o ¿qué le digo a esa persona que está sufriendo?, tomar decisiones trascendentales siempre conllevará cierto grado de angustia para nuestras almas.

Incluso, el problema se puede agravar si somos de las personas a quienes no les gusta tomar decisiones para no equivocarse, de las que corren el riesgo de estar leyendo mal la situación, o de aquellas que temen dar la vuelta equivocada; en el fondo tememos que nuestra naturaleza humana nos desvíe hacia la “puerta ancha” que lleva a la destrucción (Mateo 7:13-14).  Tal y como lo revela 1 Juan 4:18, nuestro problema de fondo es el temor al castigo.

Aunque he de decir que para tomar algunas decisiones conviene tomar tiempo y cuidados adicionales, y un poco de temor nos recuerda eso bien. Pero, ¿alguna vez has sentido tanto temor que te ha impedido tomar una decisión?

En momentos de confusión, duda y preocupación, he descubierto que estas palabras son de mucha ayuda. “El perfecto amor realmente echa fuera el temor” (1 Juan 4:18), así que piensa en lo siguiente:

¿Tienes miedo de tomar una decisión equivocada? La soberanía de Dios se ocupa de eso.

¿Tienes miedo de interpretar mal la voluntad de Dios? Él te puede guiar.

¿Tienes miedo de ir por el camino equivocado? Dios puede mostrarte el camino correcto.

¿Tienes miedo de lo desconocido? Dios lo sabe todo y te acompañará.

¿Tienes miedo al fracaso? La gracia de Dios lo cubre todo y trae sabiduría en el proceso.

A pesar de que todas las circunstancias nos parezcan insalvables, debemos recordar que en Jesús podemos depositar nuestra confianza y fe.

  1. Cuando no sepas que hacer, ora, busca consejo en las Escrituras, pregunta a creyentes maduros en la fe y después de hacer todo eso, toma la decisión (Proverbios 3:5-6).
  2. La fe es nuestra gran aliada en el camino de vida, deposita tu fe en Jesús.

HG/MD

“Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas” (Proverbios 3:5-6).