Lectura: Lucas 2:13-20

En muchas de las iglesias cristianas, en estos días se realiza una actividad especial navideña en la cual comúnmente se cantan villancicos, se realizan lecturas bíblicas, oraciones, especiales de los niños de la iglesia y mensajes del predicador quien busca llevar a su audiencia a pensar en lo trascendental de la venida del Señor a esta tierra.

En uno de esos especiales, quien dirigía la actividad describió que luego de ese maravilloso tiempo juntos glorificando al Señor, era necesario “dejar ese momento de gracia y volver al mundo real”.

Al meditar en esta frase, debemos preguntarnos si eso mismo fue lo que ocurrió en la primera Navidad. Los pastores oyeron a un ángel quien anunció el nacimiento del Salvador, Cristo el Señor (Lucas 2:11), seguido de “una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios” (vv. 13-14). Después de encontrar a María, a José y al bebé en Belén, los pastores no pudieron evitar contarles a otros sobre lo que habían presenciado (v. 17). “Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho”. (v. 20).

Ese trascendental “momento de gracia” que experimentaron los había transformado. Y cuando regresaron al mundo real, llevaron la buena noticia de Jesús y la proclamaron de todo corazón.

  1. Así como lo hicieron los pastores de Belén, llevemos también la gracia de Dios al mundo real en esta Navidad y cada día del nuevo año.
  2. Hoy más que nunca el mundo necesita ver lo que creyentes llenos del Espíritu Santo pueden hacer para la gloria de Dios.

HG/MD

“Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como les había sido dicho” (Lucas 2:20).