Lectura: Romanos 3:9-28

¡Alabado sea Dios que no retiró su oferta de perdonar el pecado! Sin embargo, esa buena nueva es para pecadores arrepentidos solamente. Muchas personas no se considera a mi mismos como pecadores que necesitan salvación. Y dan excusas como:

  • Mis buenas obras pesan más que las malas.
  • No soy tan malo como otros.
  • Por lo general soy una buena persona.

Creen que sus faltas no ponen en peligro su posición delante del Dios Todopoderoso.

Imagínate que a un ciudadano lo acusaran de haber robado varias veces y es un hecho totalmente comprobado. Sería inútil que esa persona apelase al juez diciendo: “No se olvide de que mis buenas obras pesan más que las malas”, “No soy tan malo como muchos otros”, “la mayor parte del tiempo cumplo con las leyes”. El ofensor debe ser juzgado por el delito que ha cometido, no por las buenas obras que ha hecho. Si ha de hacerse justicia, alguien debe pagar, y ese alguien debe ser el ofensor, a menos se le permita a otro cargar con la pena. Eso es exactamente lo que Cristo hizo por amor a los pecadores, que por cierto somos todos; “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom.3:23).

  1. ¿Te ha mantenido un falso razonamiento alejado de Aquel que murió y resucitó por ti? Si es así, Él espera que admitas tu necesidad, que te arrepientas y que pongas tu confianza en Él.
  1. Si dices: “No soy peor que el resto”, no apruebas el mayor examen de la vida.

NPD/JEY