Lectura: Salmo 39:4-13
En un documental, el experto estaba hablando sobre el tiempo e hizo una interesante analogía matemática, él indicó que: “En muchos de nuestros países la expectativa de vida actualmente alcanza los 80 años, similar a lo que indica el Salmos 90:10”.
Entonces, una persona con 43 años estaría llegando al 53.75% de su vida, y si eso lo trasladamos a horas de un día, en este momento esa persona estaría llegando casi a la 1:00 p.m. de su vida. Sin duda que la vida pasa volando.
Siempre será difícil pensar en que nuestro tiempo en la Tierra es limitado, y posiblemente es por lo que la humanidad se vio obligada a crear la medición del tiempo, lo cual nos alerta sobre la administración de nuestra vida. Incluso, hoy día existen aplicaciones que nos muestran la cuenta regresiva teniendo en cuenta los días aproximados que nos quedan, y la publicidad nos invita a hacer que cada segundo cuente.
En el Salmo 39, el rey David también hace una reflexión sobre la brevedad de la vida, diciendo: “Hazme saber, oh Señor, mi final, y cuál sea la medida de mis días. Sepa yo cuán pasajero soy” (Salmos 39:4).
Él utilizó la analogía de la extensión de su vida como menor que el ancho de su mano, como sólo un momento para Dios y como un mero suspiro (Salmos 39:5). Luego, concluyó: “Ahora, oh Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti” (Salmos 39:7).
- Todos sabemos que el tiempo no se detiene. Cada día es el momento adecuado para acudir al Señor en busca de ayuda para ser la persona que Él quiere que seamos.
- Depositar la esperanza en nuestro Dios eterno hace que hoy nuestra vida tenga un sentido eterno.
HG/MD
“Hazme saber, oh Señor, mi final, y cuál sea la medida de mis días. Sepa yo cuán pasajero soy” (Salmos 39:4).
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