Lectura: Lucas 19:1-10
Cuando era niño me encantaba subir a los árboles. Cuánto más alto subía, más podía ver hacia la lejanía; algunas veces era más osado y subía un poco más, pero cuando sentía que el árbol empezaba a doblarse me detenía.
Por supuesto, los días de subir a los árboles ya pasaron, en primer lugar, por motivos de seguridad y en segundo lugar, debido a la vergüenza que sentiría si me ven haciéndolo; ahora en esta etapa de la vida lo que disfruto mucho más es de los frutos que algunos de ellos producen.
A pesar de que Zaqueo era un hombre rico de Jericó, él sabía que el maestro Jesús estaba pasando en ese momento por su ciudad y quería verlo. Sin embargo, “… no podía a causa de la multitud porque era pequeño de estatura” (Lucas 19:3).
No obstante, este hombre decidió dejar a un lado su dignidad y trepó a un árbol de sicomoro. Felizmente su plan le permitió ver al Señor, e incluso, hablar con Él. ¡Su plan funcionó! Y cuando se encontró con Él, su vida cambió para siempre. Con mucho gozo el Señor exclamó lo siguiente: “… Hoy ha venido la salvación a esta casa” (Lucas 19:9).
Hoy también podríamos tener algún impedimento para ver a Jesús. Algunos ejemplos son: el orgullo; puede evitar que lo veamos como el admirable Consejero. La ansiedad; no nos deja conocerlo como el Príncipe de Paz (Isaías 9:6). El hambre de poder y de cosas materiales; puede evitar que lo veamos como la verdadera fuente de satisfacción, el Pan de Vida (Juan 6:48).
Y tú, ¿qué estás dispuesto a hacer para ver mejor a Jesús? Cualquier esfuerzo sincero por acercarte a Él dará su fruto. Dios recompensa a quienes lo buscan de corazón (Hebreos 11:6).
- Señor, quiero buscarte con todo mi corazón.
- Fortalece tu fe, busca de Dios cada día, habla con Él, lee y medita en su Palabra, y comparte gozoso con otros lo que has aprendido.
HG/MD
“Y sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6).





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