Lectura: Levítico 26:36-45
La señal luminosa intermitente a lo largo de un tramo de la carretera interestatal de Carolina del Norte advertía: ¡Reduzca su velocidad!
Control de Drogas adelante
Alrededor de 200 vehículos tomaron la siguiente salida, y casualmente eran a los que se intentaba detectar en ese control. Los únicos conductores con una razón válida para no pasar por ese control eran los residentes o aquellos que querían evitar el puesto de control. Ese día las autoridades realizaron varios arrestos y confiscaron dos vehículos que transportaban drogas.
La pérdida de valores es tan sólo uno de los efectos secundarios de la violación de la ley. La audacia necesaria para romper la ley es pronto sustituida por el miedo a ser descubierto. A menudo nuestros errores hacen que tengamos remordimiento de conciencia, aunque nadie se haya dado cuenta de lo que hicimos (Prov. 28:1). Nuestro miedo finalmente revela y confirma nuestra culpa.
En Levítico 26, Dios le dijo explícitamente a su pueblo lo que pasaría si decidían romper Su ley. Les dijo que “vivirán en tanto temor que el sonido de una hoja llevada por el viento los hará huir» (Lev.26:36 ) , y que: “correrán como si huyeran de una espada, y caerán aun cuando nadie los persiga. Aunque nadie vaya tras de ustedes, tropezarán unos con otros, como si huyeran de una espada” (Lev.26:36-37). Pero Él también les dejó la puerta abierta para el arrepentimiento genuino (vv.40 -42) .
El miedo muestra en muchas ocasiones, que necesitamos mejorar nuestra relación con Dios. La confesión es el primer paso para la restauración. Si admitimos nuestros pecados a Dios, Él promete el perdón de los mismos (1 Jn. 1:9).
1. Al venir limpios ante Dios, descubriremos que el miedo huirá de nosotros.
2. Hay pocas cosas que infundan más valor, que una buena conciencia delante de Dios.
NPD/MDH