Lectura: Salmo 118:19-29

En una conferencia a la que asistí, en la primera reunión del día alguien de los presentes hizo una oración que decía más o menos así: “Señor Jesús, te doy gracias porque hoy es el comienzo de un nuevo día que nunca vimos antes”.

Aunque lo que dijo era evidente, esa oración me hizo pensar en un par de cosas, primeramente, cada día es en verdad una nueva oportunidad, estará lleno de momentos que en la mayoría de los casos no podemos prever y para los cuales no estamos preparados.  Debido a ello debemos ser humildes, reconocer nuestras limitaciones y dependencia de Dios, viviendo por su gracia sin depender de nuestras limitadas posibilidades humanas.

La otra cosa que pensé es que cada día es como un regalo que desenvolvemos cada amanecer y el cual es digno de celebrar.  Quizás eso era lo mismo que estaba pensando el salmista al escribir: “Este es el día que hizo el Señor; nos gozaremos y nos alegraremos en él” (Salmo 118:24).

Sin duda puede resultar atemorizante pensar que cada día nos enfrentamos a lo desconocido y a situaciones que pueden resultar difíciles.  Sin embargo, también es cierto que cada día contiene una posibilidad de que sucedan cosas extraordinarias, tal como Moisés describió inspiradamente de la siguiente manera: “Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).

  1. Cada nuevo día es un regalo precioso de Dios.
  2. Con suma gratitud, vivamos todos los días con una plena confianza en sus propósitos y con una humilde dedicación a Él.

HG/MD

“Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).