Lectura: Juan 8:39-47
Muchos estudiantes sólo estudian para el día del examen, y la mayoría de las veces responden bien el día de la prueba. Asimismo, otros conocen muy bien los datos de la materia que estudiaron, pero cuando llega el momento de llevar el conocimiento y teorías a la práctica, simplemente fracasan. Por esta razón, algunos usan el siguiente refrán para describir esa situación: “Conocimiento sin digerir, no sirve para alimentar”.
Esta situación puede tener un paralelo en la vida cristiana: Pensar que estamos cerca de Dios porque “sabemos todas las respuestas”, es engañarnos a nosotros mismos ya que esto no es lo mismo que tener una relación con Jesús.
El evangelio de Juan nos habla del tema cuando describe que un día mientras estaba en el templo, Jesús se encontró con personas que pensaban tener las respuestas correctas. Proclamaban con orgullo su descendencia de Abraham, pero no querían creer en el Hijo de Dios.
Jesús sabiamente les dijo: “Puesto que son hijos de Abraham, hagan las obras de Abraham” (Juan 8:39). ¿A qué se refería? Abraham “creyó al Señor, y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6). Los que escucharon a Jesús no quisieron creer, así que Él les dijo: “El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por esta razón ustedes no las escuchan, porque no son de Dios” (Juan 8:47).
Cuando permitimos que la verdad de Dios transforme nuestras vidas, ganamos mucho más que la respuesta correcta: le presentamos a Jesús al mundo.
- Padre, ayúdame a poner en práctica todo lo que sé sobre ti.
- La fe no es creer que Dios existe, sino recibir la vida que Él nos da.
HG/MD
“Por tanto, Jesús decía a los judíos que habían creído en él: Si ustedes permanecen en mi palabra serán verdaderamente mis discípulos” (Juan 8:31).





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