Lectura: Efesios 6:5-9

Es impresionante ver el talento y la pasión de los grandes atletas cuando lo dan todo al competir. Por ejemplo, en las competencias mundiales muestran su pasión y brindan su mejor esfuerzo como representantes de sus países.  

Sin embargo, conforme estas competencias avanzan los mejores siguen su camino hacia las finales, pero existen otros equipos y atletas que ya no tienen oportunidad de clasificar ni ganar, entonces simplemente terminan “jugando por jugar”.  Su falta de pasión puede decepcionar a los aficionados que han sacrificado su dinero y tiempo para verlos participar representando a su país.

Sin dudas la pasión también es un aspecto clave en la vida, y en esta misma línea nuestra actitud hacia el Señor se revela en la manera de servirle.

El apóstol Pablo señaló que nuestro servicio abarca cómo nos desempeñamos en las tareas cotidianas que no son tan glamorosas y que muchas veces consideramos insignificantes.  En Efesios 6:6-7, leemos que la forma de realizarlas es: “no sirviendo solo cuando se les esté mirando, como los que quieren quedar bien con los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios con ánimo. Sirvan de buena voluntad, como al Señor, no como a los hombres”.

Para mí, las palabras claves del versículo son: “con ánimo”.  Tenemos un Padre celestial que nos ama profundamente y que sacrificó a su Hijo por nosotros. Lo menos que podemos hacer es darle lo mejor. La pasión y el ánimo al vivir para Dios es la mejor respuesta a quien ha hecho tanto por nosotros.

  1. Da siempre lo mejor en todas las etapas de tu vida.
  2. Realiza tus tareas con pasión y ánimo.

HG/MD

“Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).