Lectura: Proverbios 11:23-31
Un curioso visitante a un faro dijo al cuidador del mismo: “¿No tienes miedo a vivir aquí con las tormentas y fuertes vientos que constantemente azotan las paredes?”
“Oh, tenemos que estar más preocupados por los que están mar adentro”, respondió el hombre. “Creemos que sólo con nuestras lámparas encendidas, brillando a todo su poder y manteniendo los reflectores claros para que se salven los que sí están en un gran peligro”.
También nosotros deberíamos estar más preocupados por los demás, que por nosotros mismos (Filipenses 2:3-4). La generosidad y la abnegación producen una vida abundante llena de gozo y con una gran recompensa. Según las Escrituras, si nos damos a los demás, vamos a recibir abundantes bendiciones.
En Proverbios 11 se nos enseña que una persona que se entrega a los demás va a ganar aún más (vv.24-25). El versículo 25 nos pinta un retrato esclarecedor. Se dice que: “La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado”
El reconocido predicador inglés Charles Haddon Spurgeon (1834-1892) dijo: «Permítanme considerar a los pobres, y el Señor también me recompensará. Permítanme regar sus jardines, y tendré un jardín rebosante en mi alma”.
Cuando centramos nuestra atención en dar ayuda refrescante a los necesitados, seremos refrescados por el Señor.
- El servicio se ejemplifica trabajando y dando, sin lamentarnos por el costo; es darse cuenta que aunque se “pierda” al físico, seremos recompensados ampliamente espiritualmente. En ocasiones hay que perder para ganar.
- Es triste que cuando se trata de ayudar a los demás, algunas personas pierden su oportunidad de dar de lo mucho que tienen.
HG/MD
“La persona generosa será prosperada y el que sacia a otros también será saciado” (Proverbios 11:25)
