Lectura: Mateo 14:22-36

Se cuenta que Charles Spurgeon (1834-1892), se puso de pie en una esquina de una transitada calle de Londres y tenía miedo de cruzar la carretera. La calle estaba llena con el bullicio de caballos, carros y carruajes, con los conductores instando a sus caballos a avanzar a velocidades de vértigo de aquel entonces y no había leyes de tránsito para controlarlos.  No fue sino hasta que un ciego le pidió a Spurgeon su ayuda, lo cual hizo reaccionar al predicador, pudiendo cruzar juntos con toda seguridad.

El miedo es poderoso, nos llena de emociones y es paralizante.  Puede hacer que los hombres adultos parezcan como niños asustados. Dios no sólo entiende esto, sino que también es muy paciente con nosotros al desarrollar en nosotros la fe necesaria, para vencer los miedos.

En Mateo 14, Jesús calmó el terror de los discípulos con las palabras: “¡Tengan ánimo! ¡Yo soy! ¡No teman!” (Mateo 14:27). Pero también les reprendió, específicamente a Pedro diciendo: “¡Oh hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mateo14:31).  Quería que su “poca fe” diera paso a una mayor fe.

El Señor puede usar nuestros miedos para desarrollar nuestra fe.  Al igual que Spurgeon quizás estemos en una esquina de la calle de la vida aterrados, y como lo hizo él podemos derrotar al miedo ayudando a otros.  O, quizás como los discípulos, debemos sentir la reprensión del Señor.  Sin embargo, Su castigo o llamado de atención, no puede venir sin que sepamos qué Él está allí.  Nosotros como hijos(as) de Dios debemos aprender a confiar en Su cuidado y en Su bondad, solamente de esta manera nuestros miedos darán como resultado una renovada seguridad de que Él siempre está ahí con nosotros (Hebreos 13: 5).

  1. ¿Cómo puedes lidiar con el miedo? ¿Qué dicen estos versículos de los Salmos con respecto al miedo? Salmos 18: 4-6,28-29; 23: 1-6; 27: 1-3,14; 34: 4-10; 56: 1-11, puedes seleccionar al menos uno para memorizar hoy, poniéndolo en práctica cuando estés frente a una situación donde tengas temor.
  2. Pon tu fe en Cristo y deja de lado tus temores.

HG/MD

“Cuando ellos subieron a la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca lo adoraron diciendo: ¡Verdaderamente eres Hijo de Dios!” (Mateo 14:32-33).