Lectura: Juan 5:39-47

En su libro: “El conocimiento del Dios Santo”, J. I. Packer (1926-2020), nos cuenta la historia de cuatro creyentes a quienes llamaba: “castores de la Biblia”.  

Pero, ¿quiénes eran estos hombres? Se trababa de personas como cualquier otra, ni más altos, ni más bajos, no eran grandes eruditos teológicos, pero sí se caracterizaban por algo, querían conocer a Dios y por eso pasaban mucho tiempo juntos tratando de desmenuzar las Escrituras, así como un castor roe un árbol.   

Packer decía que la práctica de conocer a Dios mediante el estudio bíblico no es sólo para eruditos, el creyente que continuamente lee la Biblia desarrolla una relación más profunda con su Dios y Salvador, que el erudito más instruido que está contento con el conocimiento sin frutos.

Es muy triste que no todos quienes estudian la Biblia lo hacen con humildad para conocer mejor al Señor y ser como Él.   En los tiempos de nuestro Señor Jesús, había quienes leían e incluso memorizaban escrituras del Antiguo Testamento, sin embargo, pasaron por alto a Aquel de quien ellas hablan.

  1. ¿Aún te maravillas cuando lees la Biblia, o has dejado de estudiarla desde hace mucho tiempo? Hoy puede ser un buen día para iniciar de nuevo tu lectura de la Palabra de Dios, teniendo en mente que no se trata de un simple libro, es la guía del viajero para este mundo que contiene el regalo de vida eterna para quien entiende su mensaje.
  • Sé tal como fueron los castores de la Biblia, ora, lee, desmenuza sus contenidos; cuando eso pase tus ojos se abrirán y verás que ella te está guiando a Jesús.

HG/MD

“Escudriñen las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí. Y ustedes no quieren venir a mí para que tengan vida” (Juan 5:39-40).