Lectura: Romanos 4:1-17

Las competencias atléticas se han vuelto muy populares en estos años, y la tecnología ha acompañado a este tipo de deporte, por ejemplo, ahora cada deportista puede ser detectado en cualquier momento del recorrido y quedan registrados sus tiempos, gracias a la tecnología de localización mediante pequeños chips que se colocan comúnmente en los zapatos; esto hace más sencillo sus registros, controles de la carrera e información personal para futuras carreras.

Es por ello que un hombre quien participaba en una de estas carreras, se sintió muy mal al ver uno de estos dispositivos perdido en el suelo, ya que, para los registros oficiales, este corredor o corredora no formaría parte de la competencia, además no sería posible para esta persona conocer si había mejorado su tiempo o en qué lugar había llegado, e incluso aunque hubiera sido el ganador de la competencia, su carrera no hubiera sido válida. Los organizadores son muy estrictos con este tipo situaciones y hay reglas claras al respecto, sin localizador la carrera no es válida, sin importar lo buena que haya sido su participación.

En cierto sentido con nosotros sucede algo similar, podemos correr lo que pareciera ser una buena carrera haciendo cosas “buenas” por los demás y obedeciendo un sin número de reglas.  Sin embargo, si llegamos al punto final de nuestras vidas al enfrentarnos a la muerte, y no nos hemos asegurado que nuestro nombre está registrado en el Libro de la Vida del Cordero (Apocalipsis 13:8) gracias a que depositamos nuestra fe en Jesús como Salvador y Señor de nuestra vida, la carrera habrá sido en vano (1 Corintios 9:24-27).

  1. Jesús fue muy enfático al decirnos: “…Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6) ¿Has depositado tu fe en Jesús? Si no es así, estás corriendo en vano.
  2. Sólo en Cristo hay salvación, cualquier otro camino es incorrecto.

HG/MD

“Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).