Lectura: Marcos 12:41-44

En ese momento fue la noticia de primera plana en los periódicos, se hicieron reportajes en telenoticieros, se trataba de la historia de dos hombres que en el transcurso de 8 años habían donado muchos millones de dólares a causas caritativas.

Estos hombres y sus fundaciones están haciendo mucho bien a la comunidad en la que viven, damos gracias a Dios porque Él bendice a algunas personas con riquezas para beneficiar a otras gracias a su generosidad.  No obstante, el dar grandes cantidades, podría no implicar un verdadero sacrificio personal.  Para un billonario donar unos millones, representa una fracción muy pequeña de lo que verdaderamente ha recibido.

La Biblia registra la historia de un relato que sin dudas jamás acapararía portadas de periódicos o cámaras de telenoticieros, pero que ejemplifica lo que para el Señor significa el dar sacrificialmente.  Jesús evalúo el corazón de una viuda pobre que “echó dos monedas pequeñas de poco valor” (Marcos 12:42) en el arca de ofrendas.  Aquella fue una ofrenda tremendamente grande para aquella mujer, pues Jesús nos revela su magnitud: “De cierto les digo que esta viuda pobre echó más que todos los que echaron en el arca.  Porque todos han echado de su abundancia; pero esta, de su pobreza, echó todo lo que tenía, todo su sustento.” (Marcos 12:43-44).

En verdad la cantidad no importa, lo que vale es el corazón detrás del por qué damos; no para recibir reconocimiento como aquellos hombres ricos de la historia, sino con mentalidad de gratitud, siendo  conscientes de que con ello contribuimos a llevar el mensaje del evangelio a más lugares y personas.

  1. ¿Cuál es el tú motivación al ofrendar: reconocimiento o gratitud?

 

  1. El sacrificio es la verdadera medida de los que ofrendamos.

HG/MD

“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre” (2 Corintios 9:7).