Lectura: Rut 2:13-20

La familia había ido al supermercado por sus compras para reabastecer la alacena; al terminar hicieron la fila en la caja para cancelar sus compras. Mientras esperaban su turno y la fila avanzaba, uno de sus pequeños les insistía a sus padres si podía comprar un chocolate de los estantes, y la hija también les señalaba una revista para colorear que quería.

De repente, vieron que había muchas cosas en la caja y la persona delante de ellos ya no estaba.  En tanto uno de los ayudantes del supermercado recogía los artículos y los colocaba en un carrito, el hombre le preguntó a la cajera qué había ocurrido. Ella le respondió que a la cliente le había salido denegada su tarjeta y no traía dinero en efectivo, pero que en realidad creía que del todo no tenía dinero, pues no eran tantas cosas las que quería comprar.  El hombre se sintió mal pues, si se hubiera percatado de aquella situación la habría ayudado.

En el libro de Rut, el dueño de tierras de cultivo Booz, vio a una muchacha recogiendo las semillas que quedaban en el suelo de su campo, lo cual indicaba que era muy pobre (Rut 2:5; (Lv. 23:22; Dt. 24:19–21).  Luego de ver esto les preguntó a sus empleados quién era ella, entonces le contaron la triste historia de la joven quien estaba tratando de sobrevivir con su suegra (v.6-7).

Cuando se enteró de lo que sucedía, advirtió a sus segadores que no la molestaran y que la dejaran espigar en sus terrenos (v.9), le permitió que comiera y bebiera de los depósitos de sus siervos y le dijo que Dios la premiaría por la buena acción que había realizado por su suegra. (vv. 11-12).  Al saber esto Noemí, su suegra, agradeció a Dios y le dijo a Booz que él podía redimirla, según la ley que existía para este tipo de situaciones (Deuteronomio 25:5).

  1. ¿Eres consciente de las necesidades de otros en tu iglesia, comunidad o hasta debajo de tu propio techo, o estás distraído por las constantes interrupciones de la vida?  Considera hoy cómo podrías aliviar su carga, no necesariamente proveyendo dinero, en ocasiones lo que las personas necesitan es un consejo o una pequeña ayuda para salir adelante.
  2. Las complicaciones de la vida que pasan muchos, son una buena oportunidad para presentarles la paz y salvación que pueden tener tan sólo en Cristo.

HG/MD

“Sobrelleven los unos las cargas de los otros y de esta manera cumplirán la ley de Cristo” (Gálatas 6:2).