Lectura: Colosenses 3:12-17

Era un camino complicado y lleno de curvas; luego de unos 5 minutos transitando sobre él, Matías notó que un automóvil lo seguía muy de cerca. Casi podía sentir la irritación del conductor mientras avanzaba con cuidado y lentamente a lo largo de varias curvas.

Por supuesto, el conductor del otro coche no podía saber que Matías estaba transportando material muy frágil para una construcción, llevaba vidrios y acabados muy delicados, y para complicar las cosas, eran de muy alto valor.   Percibiendo la frustración del otro conductor, Matías pensó: “Si tan solo supiera la frágil carga que estoy llevando, entendería por qué estoy conduciendo así y que conservar el trabajo para mantener a mi familia depende de cuán cuidadoso sea con esta carga”.

Al pensar en esta situación, nos damos cuenta de la frecuencia de veces en las que somos impacientes con la gente, aun cuando no tenemos ni idea de la frágil carga que pueden estar llevando.

¡Con qué facilidad juzgamos a los demás al suponer que sabemos todo acerca de una situación! La Palabra de Dios nos guía en una dirección mucho más caritativa y nos enseña que debemos tratar a los demás con benignidad, humildad y paciencia (Colosenses 3:12). ¡Cuánto más amorosos somos cuando nos soportamos y perdonamos los unos a los otros! (v. 13).

  1. Tratemos a los demás como nos gustaría que nos traten a nosotros (Lucas 6:31).
  2. Recordemos que no siempre conocemos las cargas que pueden estar llevando los demás.

HG/MD

“Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo” (Efesios 4:32).