Lectura: Mateo 5:19-30

Sara llegó a clases con una cara llena de angustia, la cual fue percibida por su mejor amiga Daniela. Cuando Daniela le preguntó la razón, ella le dijo lo siguiente: “Sabes, no estoy bien con Joel, en la tarde tuvimos una discusión y le dije cosas muy feas, luego de eso ya en la noche le escribí un par de cosas en el chat, pero no me ha contestado, y ahora me encuentro un audio que envió muy temprano en la mañana, pero no quiero oírlo, ¿qué pasa si me termina por audio?”.  Entonces Daniela, le contestó: “¿Y si es para tratar de solucionar el problema que tuvieron? La única forma de saberlo es abrirlo y oírlo”.

Todos en algún momento hemos estado en la misma situación que Sara, tenemos miedo de oír la verdad sobre nosotros, pero también necesitamos desesperadamente abrir el mensaje de Dios para nuestro tiempo.  El Señor envió este mensaje por inspiración divina durante muchos años por medio de los escritores del Antiguo y Nuevo Testamento.  Ahora es tan fácil conseguir la Biblia que la puedes bajar gratuitamente a tu teléfono, pero nada haces si no la abres y la lees para averiguar qué dice. La tienes en las manos, la llevas a la iglesia, sabes que viene de Dios, pero, ¿la abres para averiguar lo que dice? o ¿tienes miedo de hacerlo?

La verdad es que la Biblia, contiene historias y sobre todo noticias para la humanidad, algunas buenas y otras no tanto; entre las malas, enfrenta a los seres humanos a una cruda realidad: todos somos pecadores y eso nos condena a muerte (Romanos 3:23; 6:23).  Pero no se acaba ahí, también están las buenas noticias, si aceptas que tienes un problema con el pecado y que no puedes encontrar la solución por ti mismo, Dios tiene la propuesta: El regalo de Dios, vida eterna en Cristo Jesús debido a que Él pagó el precio de tu condena, por medio de su muerte en la cruz (Juan 5:24; Filipenses 2:8).

  1. No te limites a tener una biblia digital o física, ábrela y léela, te sorprenderá lo que sucederá después.
  2. Permite que la Palabra de Dios inunde tu vida.

HG/MD

“De cierto, de cierto les digo que el que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna. El tal no viene a condenación, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24).