Lectura: 1 Tesalonicenses 4:13-18

En los países del hemisferio norte donde están presentes las cuatro estaciones del año, esperan con muchas ansias el pasar de los primeros 20 días del mes de marzo, ya que esto marca el inicio de la primavera.

De hecho, hay personas a las que no les agrada mucho el invierno y llegan incluso a registrar  una cuenta regresiva, contando el tiempo para que lleguen los días más cálidos y con ellos los colores que decoran esta estación del año.

Como creyentes también esperamos con ansias que suceda un evento que es aún más emocionante y llamativo, que esperar la aparición de las flores y el cálido esplendor del sol luego de los oscuros días del invierno. 

El Señor nos prometió muchas cosas en su Palabra, y cada una de estas promesas ya las cumplió o las cumplirá en el futuro, pero quizás una de las más representativas para quienes hemos depositado nuestra fe en Jesús, es la seguridad de que Él volverá: “Porque el Señor mismo descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos y habremos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para el encuentro con el Señor en el aire; y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:16-17).

  1. Nadie conoce el día exacto de su regreso, pero podemos estar seguros de que Jesús regresará por nosotros (1 Corintios 15:51-58).
  2. Mientras esperamos su regreso tenemos una tarea muy clara: compartir con otros las maravillosas buenas nuevas y crecer en su conocimiento.

HG/MD

“He aquí, les digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados” (1 Corintios 15:51).