Lectura: Efesios 6:5-9

Uno de los héroes militares más admirados en Inglaterra, fue el creyente Charles Gordon (1833-1885).

Dentro de las características que resaltaban de este hombre, se encuentran, el interés por los asuntos sobre la condición social de su pueblo, sus creencias, y su deseo por hacer la voluntad de Dios; lo cual le hacía acometer con gran responsabilidad sus tareas ya fueran pequeñas o grandes.

En la carta a uno de sus amigos escribió lo siguiente: “gobernar países grandes u ocupar el lugar más pequeño, es la misma cosa en realidad, porque Cristo gobierna los asuntos de gobierno, tal como lo hace con los asuntos pequeños”.

Los creyentes deberíamos tener una actitud como la de Gordon, quien tenía muy claro en su mente que Jesús verdaderamente es el gobernante de todo este Universo.  Si aceptamos esto, en realidad entenderemos que Jesús es Señor tanto de los “grandes” asuntos de los países, como de los asuntos “pequeños” de nuestras vidas.  Así las cosas, debemos entender que absolutamente todo lo que hagamos “…háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres” (Col.3:23).

Si entendemos este principio, no hay espacio para la queja, sea que Dios nos asigne “el lugar más pequeño” o “una posición de prominencia y gran responsabilidad”.  Como resultado de esta comprensión y claridad, mostraremos con nuestra vida, más que con las palabras, que en verdad hacemos todo para la gloria de Dios, sin importar lo pequeña o grande que sea nuestra tarea asignada, haciéndola además de buena gana (1 Corintios 10:31).

  1. Padre, por medio de tu Espíritu, capacítame para servirte y glorificarte donde quiera que te sirva.
  2. Lo poco es mucho cuando Dios está en ello.

HG/MD

“Y todo lo que hagan, háganlo de buen ánimo como para el Señor y no para los hombres” (Colosenses 3:23).