Lectura: Lucas 18:15-17

Durante el servicio fúnebre de un hombre muy avanzado en edad, se realizó una lectura bíblica poco común: “Pero Jesús los llamó diciendo: Dejen a los niños venir a mí y no les impidan porque de los tales es el reino de Dios” (Lucas 18:16). No obstante, el ministro, aclaró que este versículo se adaptaba muy bien a la vida de este hombre.

Durante muchos años había ayudado en su iglesia como maestro de escuela dominical, y no solamente servía como maestro, sino que hacía marionetas, compraba refrigerios para los niños, y cuando ayudaba a alguien estaba muy dispuesto a brindar todo su apoyo.  Cuando había reuniones para planificar el futuro del ministerio, era común que dijera la frase: “¿Y qué haremos por los niños y niñas?” Fue un gran ejemplo de esfuerzo y sacrificio para las personas que, durante más de 50 años, lo tuvieron como su amigo y hermano en Cristo Jesús.

En nuestra lectura devocional podemos apreciar el gran interés que nuestro Señor mostraba por los niños y niñas. En este caso, cuando los pequeños trataron de llegar hasta donde Él se encontraba, los discípulos creyeron que estaban haciéndole un bien a Jesús, “protegiéndolo” del asedio de los pequeños, pensaban que Jesús estaba tan ocupado en resolver el asunto de los “mayores”, que atender a estas personitas le molestaría.  Sin embargo, no había nada más alejado de la realidad, Jesús corrigió en ese mismo instante a los discípulos y solicitó que los niños pudieran acceder a Él con absoluta libertad; el evangelio de Marcos agrega unos pequeños pero significativos detalles: “los tomó en sus brazos y los bendecía” (Marcos 10:14-16).

Siempre es interesante recordar la comparación que nuestro Señor hace sobre la fe: “De cierto les digo que cualquiera que no reciba el reino de Dios como un niño jamás entrará en él”. Esta clase de fe centra la confianza y dependencia en la figura de autoridad, en este caso Dios.

Descansa en Él, quien finalmente cumplirá Su voluntad perfecta en tu vida y en la de quienes te rodean, a pesar de que la mayoría de las veces te cueste comprenderla.

  1. Examina tu actitud hacia los pequeños, luego de ello busca la forma en la cual puedes ayudarlos a acercarse a Jesús.
  2. ¿Estás interesado tan sólo en tu bien? ¿Buscas maneras en las que otros estén mejor?  Las respuestas a esas preguntas indicarán qué clase de persona eres en verdad y cuánto realmente te pareces a Jesús (1 Corintios 11:1).

HG/MD

“Al verlo, Jesús se indignó y les dijo: Dejen a los niños venir a mí, y no los impidan porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10:14).