Lectura: Lucas 2:36-38

La familia Baker, pensó que su celebración navideña iba a cancelarse.  Estaban muy decepcionados debido que habían preparado todo para celebrar esos días con la abuela materna de sus hijos a quien no veían desde hacía algún tiempo, pero ahora el mal tiempo les impedía salir de su casa.

El domingo siguiente, mientras asistían a la iglesia local, oyeron un mensaje que les hizo replantear lo que estaban pasando; una de las frases del mensaje decía lo siguiente: “Si lo que esperamos de estos tiempos de la Natividad son los regalos y el tiempo en familia, estamos apuntando muy abajo. Esas cosas nos gustan y estamos agradecidos por ellas, pero la Natividad es la celebración de la venida de Cristo, lo que marcó el inicio de su viaje de redención que culminó 33 años después”.

Simeón y Ana celebraron la venida de Jesús y la salvación cuando José y María llevaron al bebé al templo (Lucas 2:25-38). Simeón, un hombre a quien el Espíritu le había dicho que no moriría antes de ver al Mesías, declaró: “han visto mis ojos tu salvación” (Lucas 2:30). Cuando Ana, una viuda que servía al Señor, vio a Jesús, “hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:38).

  1. Sin lugar a duda, en la vida experimentaremos decepciones y angustias, pero pensar en la salvación que alcanzó Jesús nos da siempre una razón para celebrar.
  2. Hoy es tiempo de celebrar: Jesús vino, venció a la muerte y nos trajo vida eterna.

HG/MD

“Su padre y su madre se maravillaban de las cosas que se decían de él” (Lucas 2:33).