Lectura: Hebreos 12:25-13:6

Ahora que estamos viviendo los días del mundial de futbol con toda su alegría y sufrimiento para los seguidores, es muy interesante la filosofía de vida que tenía un antiguo jugador de futbol, al enfrentar el estresante momento de lanzar un penal.  Él decía que un par de veces tuvo esa responsabilidad de lanzar penales en finales de campeonato.  Cuando llegaba el momento de estar ante el punto de penal, se decía a sí mismo: “Tranquilo, dentro de algunos miles de años, a nadie en este mundo le importará si yo logro o fallo el penal que me tocó tirar hoy, hay cosas más importantes que esto”.

La Palabra de Dios nos dice que la tierra un día será destruida; por ejemplo en 2 Pedro 3:10 dice: “…entonces los cielos pasarán con grande estruendo; los elementos, ardiendo, serán deshechos; y la tierra y las obras que están en ella serán consumidas”.

El punto de vista de este ex jugador de futbol es muy válido, necesitamos la perspectiva correcta de la vida, en sí la mayoría de las cosas por las cuales nos preocupamos no tienen mucha transcendencia eterna.

En nuestra lectura devocional leímos que el autor de Hebreos estaba muy preocupado por la perspectiva que tenían sus lectores.   Si leemos todo el libro nos encontraremos que, en si gran parte de su mensaje se centra en que los creyentes tengamos puesta nuestra mirada en los cielos y lejos de la tierra. A menos que tengamos nuestra mente en las cosas eternas, nuestras acciones tendrán poca influencia eterna en nuestro paso por esta tierra.

Lo quieras a no, llegará un día en que la tierra que hoy conocemos será destruida, y las cosas que una vez creímos que eran permanentes desaparecerán (Hebreos 12:27).

  1. A lo que más le temes hoy, desaparecerá; será olvidado así como se olvidan los titulares de ayer. Lo que en verdad importa es lo que hagas hoy con las cosas eternas. “Porque nuestra momentánea y leve tribulación produce para nosotros un eterno peso de gloria más que incomparable” (2 Corintios 4:17).
  2. Si vives solamente para esta vida, tendrás toda la eternidad para lamentarlo.

HG/MD

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” (Mateo 24:35).