Lectura: Joel 2:12-27
¿Cuántos años has perdido a causa de las langostas? ¿La pereza, el desánimo, la ambición sin límite, los vicios, la vagancia, no invertir lo suficiente en tu relación con Dios y otras personas, te han robado la paz, la productividad y el gozo? Quizás estás deprimido al pensar que todos esos años perdidos nunca más regresarán.
Si te sientes de esa manera, piensa en las palabras del profeta Joel inspiradas por Dios: “Vuelvan al Señor, su Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y desiste del castigo” (Joel 2:13). Esta es una muestra evidente de la misericordia divina, el pueblo de Israel había sido desobediente y debido a ello Dios los había disciplinado por medio de una plaga de langostas, pero ahora les está diciendo que a pesar de sus errores la esperanza se mantiene intacta. Y además les promete: “Yo les restituiré los años que comieron la oruga, el pulgón, el saltón y la langosta; mi gran ejército que envié contra ustedes” (Joel 2:25).
Al reconocer tus pecados, Él está siempre presto a perdonarte y llenar tu futuro de esperanza. Su poder es tan grande que puede brindarte sus bendiciones a pesar de los años desperdiciados. Lo que Él quiere de ti, es que aprendas a tener humildad por medio de tus fracasos, que seas consciente de las debilidades de las personas a tu alrededor, y concedas tu perdón cuando se equivocan y te piden perdón por ello.
Puede ser que durante el año que terminó, hayas cometido muchos errores ligados al pecado; a pesar de ello Dios está dispuesto a restaurarte, a levantarte, y a prepararte para que des fruto abundante. Las experiencias del pasado te pueden servir para ayudar a otros que también han pasado por situaciones similares, y sobre todo para dar gracias a Dios por su misericordia inmerecida.
- Tienes por delante un año lleno de esperanza, incluye a Dios en todos tus planes y verás que todo será diferente.
- Por muy oscuro que haya sido tu pasado, Dios tiene un futuro brillante para ti.
HG/MD
“Vuelvan al Señor, su Dios, porque él es clemente y compasivo, lento para la ira, grande en misericordia y desiste del castigo” (Joel 2:13).