Lectura: 1 Pedro 5:8-11

Un amigo se había mudado al campo con toda su familia, debido a una buena oferta laboral que había recibido. Cuando algunos supieron de su traslado a la zona rural, le advirtieron sobre la abundancia de serpientes que había en el lugar.

Durante los primeros meses no tuvo ningún encuentro con esos reptiles, de hecho, sus vecinos le dijeron que efectivamente hacía muchos meses que no las veían, lo cual le pareció un gran alivio, y tanto él como su familia lo tomaron como una licencia para no preocuparse, ni estar atentos.

Sin embargo, una mañana muy temprano, al salir de su casa, ahí estaba una serpiente venenosa enrollada en la puerta del cobertizo; de inmediato llamó a su familia, y les habló sobre la importancia de estar atentos a ese tipo de peligros, luego llamó al teléfono de emergencias y vinieron los bomberos y se la llevaron.

Este encuentro con un animal tan peligroso, le sirvió a mi amigo y a su familia como un llamado para estar alerta; se había descuidado pensando equivocadamente que esa vieja amenaza había desaparecido.

La Palabra de Dios nos llama a estar alertas ante la presencia de nuestro enemigo en todas sus creativas presentaciones.  El apóstol Pedro hace un llamado muy serio a estar atentos en 1 Pedro 5:8: “Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar”.  A medida que caminemos, aunque nos esté yendo muy bien en todos los sentidos, no debemos pretender que Satanás no existe, o por el contrario, tener una actitud de parálisis ante su presencia.  Conocer su potencial destructivo, nos debe recordar nuestra dependencia del poder de Dios, haciendo lo que nos dice Pedro: “Resistan al tal estando firmes en la fe” (1 Pedro 5:8).

1. ¡Debemos tener mucho cuidado y estar alertas, pues nuestro enemigo no descansa!
2. La verdad de Dios es la mejor protección contra las mentiras de Satanás.

HG/MD

“Sean sobrios y velen. Su adversario, el diablo, como león rugiente anda alrededor buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8).