Lectura: Jeremías 5:20-31

Nadie entendía por qué hizo semejante locura.  Esto era lo que pensaban todos en la cárcel donde cumplía los años de prisión que le habían sido impuestos.  El privado de libertad escapó un día antes de que cumpliera su sentencia; el administrador de la cárcel dijo a los periodistas que cubrieron el suceso: “En verdad no sé por qué se escapó cuando le faltaba tan sólo un día para salir en libertad.  Cuando lo recapturen, lo culparán del delito de evasión, que tiene una pena de al menos 20 años de cárcel”.

La mayoría de nosotros probablemente se pregunte por qué esté privado de libertad tomó una decisión tan absurda, y tuvo una visión tan de corto plazo; sin embargo, debemos pensarlo dos veces antes juzgar a esta persona, ya que muchas veces no somos conscientes de que nuestras decisiones no son tan buenas cuando de pecado se trata.  Tal vez no vemos la locura que es correr en pos de momentos de placer egoístas, a cambio de un largo arrepentimiento y pesar.

En nuestra lectura devocional, Jeremías señala la locura de este tipo de acciones al recordarnos que debemos respetar a Dios (Jeremías 5:22), versus cometer pecados en el momento, los cuales producen pérdidas a largo plazo (v.28-29).  El pecado prospera en el mundo, gracias al autoengaño y la satisfacción momentánea que evita que miremos sus terribles resultados a futuro (v.31).

  1. Señor, perdónanos por ser tan obstinados y ciegos a causa del pecado que cometemos.  Gracias porque has provisto una manera de perdonarnos y de tener esperanza a través de Jesús.
  2. El pecado hace que sólo veamos la carnada que nos atrae, pero no el terrible anzuelo que busca destruir nuestra vida.

HG/MD

“Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Romanos 6:23).