Lectura: 2 Corintios 5:11-20
Un amigo quien tiene un ministerio con personas privadas de libertad, me contó que en una de sus visitas rutinarias, se digirió como de costumbre a recoger su pase especial que le permitía acceder por los controles carcelarios de forma prioritaria; sin embargo esa vez, el guardia quien siempre le entregaba el pase especial, le contó que el pase extrañamente se había extraviado y que le darían un pase temporal para que pudiera entrar y compartir la clase bíblica que había preparado.
Luego de mostrarle su identificación, el oficial empezó a llenar el pase temporal y lo dejaron pasar, cuando le dio un vistazo a lo que estaba escrito en el papel empezó a reír. En el espacio provisto para indicar a quien representaba, el oficial escribió: “A Dios”.
Más tarde, mientras conducía hacia su casa, pensó un poco más seriamente en lo que el oficial había escrito en aquel pase, ya que, aunque quizás pudo haber tenido un poco de buen humor, lo que había escrito es una gran verdad. Aunque mi amigo representa un ministerio que en esta tierra trabaja con personas privadas de libertad, en realidad representa a Dios, y se alegró de que aquel hombre hubiera hecho esa asociación.
El apóstol Pablo le dijo a los corintios: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios los exhorta por medio nuestro, les rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconcíliense con Dios!” (2 Corintios 5:20); adicionalmente también les dijo a los habitantes de Tesalónica: “a fin de que se conduzcan honestamente para con los de afuera y que no tengan necesidad de nada” (1 Tesalonicenses 4:12). Como seguidores de Cristo en una gran verdad y privilegio que le representemos en esta tierra, en todo lo que decimos o hacemos y en cualquier lugar donde estemos.
- Señor, ayúdanos a representarte de forma que podamos darte gloria en todo lo que hacemos.
- Dios nos envía a buscar a otros para mostrarles quién es Él.
HG/MD
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios los exhorta por medio nuestro, les rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconcíliense con Dios!” (2 Corintios 5:20).