Lectura: Marcos 7:1-13
La pequeña Lucia de seis años, no estaba empezando bien el día. Todo lo que trataba de acomodar a sus gustos infantiles, no estaba dando resultado.
Discutir no servía, hacer pucheros tampoco y mucho menos llorar. Finalmente, su mamá les recordó un versículo bíblico que recién esa semana venía aprendiendo: “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).
Por un momento Lucía se quedó pensando y expresó lo que su mente infantil había entendido de aquellas palabras: “Pero mamá, ahí no dice que no voy a pecar, sino que tal vez otro día no lo haga”.
Este razonamiento infantil desgraciadamente se queda ahí; existen muchos jóvenes y adultos que usan argumentos similares para escapar de sus responsabilidades. Es muy común que busquemos formas de escapar de nuestras responsabilidades y recurrimos a ellas para evitar cumplir plenamente un mandato recibido.
Nuestro Señor habló específicamente sobre este problema, con respecto a personas que buscaban siempre una manera de no cumplir a cabalidad la ley que decían cumplir (Marcos 7:1-13). Por ejemplo, en lugar de honrar a sus padres mediante su cuidado material y financiero, decían que “usaban” esos recursos para la obra de Dios indicando que eran “Corbán”, este es un término hebreo que significa “dado a Dios”. Ello limitaba su uso, pues no podían utilizar ese dinero en otra cosa que no fuera la obra de Dios, y por supuesto, ellos formaban parte de esa “obra” de Dios. Jesús dijo que este comportamiento era inaceptable, pues en realidad no cumplían ni con el Señor, ni con sus familias.
- Tengamos cuidado de no acomodar a nuestro beneficio egoísta, lo que debería ser para el servicio y ayuda de los demás.
- La obediencia a Dios, siempre será mejor que las “ofrendas abundantes” de algunos.
HG/MD
“En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti” (Salmo 119:11).