Lectura: Salmos 34:8-17
Cuando niño era me preguntaba como Dios podía escuchar a tantas personas al mismo tiempo, pensaba: “¿Cómo es posible que Dios oiga cada una de nuestras palabras, sin confundirse, y, es más, en tantos idiomas diferentes? ¿Y cómo puede contestar las oraciones de un agricultor que suplicaba por lluvia para sus cultivos, mientras que otra estaba pidiendo para que el sol brillara para secar sus ropas mojadas, ¿a cuál de los dos oiría?”
A pesar de que sigo sin entender ese y otros ministerios de nuestro Señor, con los años entendí que no debía preocuparme por ese tipo de cosas, y que debía confiar en que Dios era capaz de hacer eso y mucho más al mismo tiempo. Ahora comprendo que Dios tiene muchos atributos entre ellos la omnisciencia (lo sabe todo) y la omnipresencia (está en todo lugar), y que su sabiduría y poder son sin iguales y sobrepasan nuestra limitada comprensión.
Debemos entender que no es necesario esperar a que llegue nuestro turno para hablar con Dios, ni tampoco debemos esperar por la oportunidad adecuada. En cualquier momento y en cualquier lugar podemos tener la plena certeza de que Dios escucha a todo a aquel que quiera acercarse a Él y hablarle (Salmos 145:18). Él es capaz de comprender, he interpretar lo que verdaderamente estamos necesitando y es más, sabe lo que realmente nos conviene (Romanos 8:25-27).
- ¿Has hablado hoy con Dios? El Señor está esperando a que converses con Él. Es una verdadera tristeza que muchos de sus hijos e hijas pasen el día completo sin hablar con Aquel que se deleita al escuchar sus voces, tal como lo dice Proverbios 15:8: “…la oración de los rectos le agrada”
- La línea directa al cielo, que conocemos como la oración, nunca estará ocupada.
HG/MD
“Los ojos del Señor están sobre los justos; sus oídos están atentos a su clamor” (Salmos 34:15).