Lectura: Hebreos 2:14-18

¿Te has preguntado cómo sería ser como otra persona?  En los años  50’s, John Howard Griffin oscureció su color de piel artificialmente y su vida dio un giro radical en una sociedad predominantemente blanca. En su fascinante libro “Black Like Me”, Griffin describió sus viajes por los Estados Unidos, y él habló de lo triste que es la discriminación y los prejuicios que enfrentaba tan sólo por haber cambiado el color de su piel.

El Hijo de Dios hizo mucho más que cambiar su apariencia.  Dejó a un lado Su gloria y asumió nuestra humanidad.  Él vivió en esta tierra como un hombre que fue despreciado y rechazado por la sociedad de la época (Isaías 53; Fil. 2: 5-8).   Debido a Su amor por nosotros, Él percibió nuestro dolor, llegando a experimentar de forma personal los sentimientos que tienen los seres humanos.

El escritor a los Hebreos dice que debido a que Jesús vivió como hombre y murió por nuestros pecados, Él es nuestro misericordioso y fiel Sumo Sacerdote (Heb. 2: 14,17). Debido a que Él se hizo uno de nosotros y sabe lo que se siente el ser tentado, por lo tanto es poderoso para ayudarnos cuando nos sentimos tentados (v.18). Podemos orar con denuedo (de corazón) en Su nombre (4: 15-16), diciéndole con completa honestidad nuestras luchas, temores, derrotas, e incluso nuestros cuestionamientos y dudas. Es por eso que el autor de Hebreos y otros nos recuerdan todo lo que Él soportó por nosotros como el Hijo de Dios, y por eso le amamos y nos esforzamos por agradarle.

1. Jesús vino a este mundo por ti, vivió, murió y resucitó para ofrecerte el regalo de la vida eterna.  ¿Y tú, cualquiera que sea el color de tu piel (cantidad de melanina) qué respuesta le darás?

2. El Hijo de Dios se hizo uno de nosotros, para que podamos llegar a ser uno con Él.

NPD/VCG