Lectura: Deuteronomio 32:1-14
En la tierna canción de Moisés que encontramos en la lectura bíblica para hoy. Dios es retratado como un águila madre dedicada que cuida a sus aguiluchos y los anima, aun en aterradora experiencia de aprender a volar (Dt. 32:11).
Un águila madre construye un nido cómodo para sus polluelos, relleno con plumas de su propio pecho. Pero el mismo instinto dado por Dios de construir un nido seguro, también la obliga a hacer que sus aguiluchos lo abandonen en poco tiempo. Las águilas están hechas para volar, y el amor de su madre les animará a enseñarles. Sólo entonces se convertirán en lo que están destinados a ser.
Así que un día el águila madre perturbará las ramitas del nido, y hará que sea un lugar incómodo para quedarse. Recogerá a sus aguiluchos perplejos, y les dispara hacia el cielo, y les soltará. El pajarito comenzará una caída libre. Y se preguntará ¿Dónde está mamá ahora? Ella no está muy lejos. Rápidamente se lanzará hacia abajo y atrapará al novato aprendiz de piloto con sus garras y con sus fuerte alas remontará nuevamente su camino al nido. Repetirá este ejercicio hasta que cada aguilucho sea capaz de volar por su cuenta.
1. ¿Tienes miedo de la caída libre? ¿Tienes miedo a hacer cosas que comúnmente no harías? Por ejemplo: presentarle el evangelio a un desconocido, u orar públicamente en un día específico en tu centro de estudio, con otros creyentes por tu escuela o secundaria. Recuerda, Dios volará a tu rescate y extenderá Sus brazos eternos debajo de ti. Él también te enseñará algo nuevo y maravilloso a través de estas experiencias. El caer en los brazos de Dios, no debe de presentarnos temores.
2. El amor de Dios no nos impide ensayos, pero nos ve a través de ellos.
NPD/YD