Lectura: Romanos 8:22-30

Hace poco, asistí a una clase de origami, donde me enteré de que el término proviene de dos palabras japonesas que significan «plegar papel». En este proceso, se realizan pliegues y rayas en un trozo de papel para transformarlo en un pájaro u otro formato singular.

Nuestro instructor era Hitoshiro Akehi, un japonés hermano en Cristo. Mientras plegábamos los papeles, el señor Akehi compartió algunas experiencias de su vida. El menor de once hermanos, fue criado por su madre después de morir su padre durante la Segunda Guerra Mundial. Después de varias idas y venidas, su familia entró en contacto con unos misioneros. Como resultado de ello, muchos de sus parientes se convirtieron en creyentes en Cristo.

Mientras le daba una forma nueva y maravillosa a un simple trozo de papel, pensé en cómo nos moldea Dios a nosotros. En primer lugar, usa circunstancias para hacernos caer de rodillas y acudir a Él. Luego, en Su gracia, sigue utilizando los avatares de nuestra vida para transformarnos en personas más semejantes a Cristo, «conformes a la imagen de su Hijo» (Romanos 8:29).

Recuerda que, en las manos de nuestro Creador y Redentor, «somos hechura [de Dios], creados en Cristo Jesús» (Efesios 2:10). Somos Sus obras de arte inconclusas. El Señor puede utilizar las idas y venidas de nuestra vida para hacernos más parecidos a Su Hijo.

1. ¿Tu vida ha dado un vuelco inesperado?

2. Comparte con otros como pueden ser transformados por el Creador, una obra nueva (2 Cor.5:17)

NPD/DF